El Romanticismo, movimiento cultural, artístico e ideológico de mediados del siglo XIX, tuvo su origen en la escuela alemana del Sturm und Drang (“tempestad y pasión”), que defendía la ruptura con las reglas establecidas y la expresión de los sentimientos. Posteriormente se extendió a Inglaterra y Francia y más tarde a otros países europeos como España.
En España el Romanticismo se introdujo de manera progresiva y en diferentes etapas: la primera tiene una visión conservadora de la identidad cultural; la segunda, de corte liberalista; y una última, más intimista, conocida como postromanticismo.
Características generales del Romanticismo:
Frente al equilibrio clásico y las corrientes didácticas del siglo XVIII, los románticos fueron creadores e innovadores. Las características fundamentales de este movimiento son:
Libertad: búsqueda de la plena libertad del individuo, tanto en la política y el arte, como en la sociedad, por lo que rompen con los esquemas establecidos entonos los ámbitos de la vida.
Subjetivismo e individualismo: transformación de los sentimientos en ideales de vida y percepción íntima del mundo que los rodeaba, con el que entran en conflicto. El romántico luchaba trágicamente por conseguir el amor y la felicidad sin conseguirlo, lo que provocaba un fracaso existencial que se reflejaba en su vida.
Idealismo: anhelo permanente de los valores absolutos de la vida (libertad, amor, felicidad, satisfacción…). Esta búsqueda de ideales genera fracaso ante la imposibilidad de lograrlos.
Naturaleza: reflejo subjetivo de su estado de ánimo atrasé de las tormentas, los mares embravecidos, los precipicios…El romántico rompe con la naturaleza idílica y armónica de la literatura clásica y construye una naturaleza plagada de bosques, de tempestades y de lugares agrestes y ruinosos.
Vuelta al pasado: retorno a tiempos pasados y lugares exóticos con el fin de evadirse de una realidad angustiosa.
Ruptura con el mundo cotidiano: gusto excesivo por lo sobrenatural y lo misterioso (espíritus, fantasmas, apariciones…todo aquello que la mente no puede explicar ya que el destino humano es incierto e incontrolable).
Dinamismo: defensa del progreso, del avance científico y de la historia como ejemplo del continuo fluir de la humanidad.
Nacionalismo: exaltación de todo aquello que diferencia su país. Se retoman los poemas épicos medievales y el romancero, las tradiciones folclóricas y populares, el teatro barroco, etc. Además, revitalizaron el bagaje cultural y literario de las distintas zonas de España, por toque el gallego y el catalán adquirieron gran relevancia.
Temas:
El Romanticismo abordó todos los temas relacionados con la angustia existencial, la melancolía, el desengaño… Los principales temas románticos fueron, entre otros, la pasión y el destino.
Historia: recuperación de los temas históricos de la tradición y el folclore, el romancero, el mito de don Juan, el mundo árabe, la Edad Media…
Amor: interiorización de este sentimiento como fuente de melancolía, añoranza y tristeza, pero sobre todo de frustración, ya que es tan deseado como inalcanzable.
Pasión: sumisión ante este sentimiento perturbador que domina sus vidas y que en ocasiones desemboca incluso en el suicidio.
Vida: visión de la existencia como camino ingrato que supone un conflicto existencial entre el yo y el mundo que lo rodea.
Muerte: aceptación y anhelo del final de la vida como liberación y único modo de aliviar el dolor existencial.
Destino: resignación ante el sentimiento cruel y trágico de la vida.
Estilo:
Los románticos rompieron con las reglas establecidas hasta el momento e incorporan una serie de usos que conforman sus características principales:
Abundancia de adjetivos: su finalidad es aportar intensos matices (negro velo, sonrisa infernal, lúgubre son, fúnebre ciprés…)
Palabras cultas y populares: se combinan ambos registros para reflejar adecuadamente sus sentimientos y en la representación de los valores folclóricos que defendían.
Búsqueda y uso de la función expresiva: se consigue a través de exclamaciones, interrogaciones, interjecciones y puntos suspensivos.
Empleo de recursos literarios: algunos de los más utilizados son el hipérbaton y la antítesis, con los que se consigue reflejar una mayor subjetividad y expresividad.
¡Oh llama santa!, ¡celestial anhelo!,
¡sentimiento purísimo!, ¡memoria
acaso triste de un perdido cielo,
quizá esperanza de futura gloria!
¡Huyes y dejas llanto y desconsuelo!
¡Oh mujer!, ¡que en imagen ilusoria
tan pura, tan feliz, tan placentera,
brindó el amor a mi ilusión primera…!
José de Espronceda, El diablo mundo, Cátedra.
(interjecciones, abundancia de adjetivos, uso de los punto suspensivos)
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